Que las tortugas son adorables no es ninguna novedad. Estos animales, símbolo de longevidad y serenidad, caminan como si nunca estuvieran preocupados u ocupados. Muestran calma allá donde van, ya sea el mar o la playa, aparentando llevar una vida de ocio.

Son animales muy amigables, tanto que casi no se encuentra a nadie que tenga problemas con las tortugas o incluso que les tenga miedo. Son opciones habituales cuando se trata de mascotas para los niños, y tienden un puente entre el hogar y la vida salvaje.

Sin embargo, se enfrentan a grandes riesgos de extinción y, como cualquier otra especie que pueda extinguirse, su desaparición acarreará consecuencias para el medio ambiente.

Extinción de las tortugas

El hecho es que varias especies de tortugas ya corren peligro de desaparecer. En 10 años, las poblaciones de tortugas del desierto de California, Nevada y el sur de Utah ya se han reducido un 37%.

Y aunque estas tortugas están protegidas por leyes medioambientales, la más dura de ellas, la Ley de Especies en Peligro, los datos son aterradores: de las 356 especies de tortugas catalogadas, el 61% ya se ha extinguido.

Es triste ver esta situación, motivada en gran parte por la sobreexplotación de la carne y el comercio de animales, el cambio climático y, sobre todo, por la destrucción de su hábitat natural.

Aunque sobrevivieran a los dinosaurios, no ha llegado el momento de que una tortuga evolucione hasta el punto de poder sobrevivir a todas estas situaciones.

Un mundo sin tortugas

Para empezar, el mal olor sería consecuencia de la falta de ellas, ya que son grandes carroñeras de la basura, y se alimentan de peces muertos en los mares y ríos. Además, no hacen daño a nadie, al contrario, sólo aportan beneficios.

Son el hogar de más de 350 especies, entre ellas búhos, conejos y linces, y contribuyen a un paisaje sano y variado esparciendo semillas por donde pasan.

Al desplazarse entre distintos ecosistemas, comparten su energía de un medio a otro. En el caso de las tortugas marinas, que anidan en la arena, dejan el 75% de su energía en tierra, en forma de huevos y crías.

Las tortugas desempeñan un gran papel para la ecología del mundo, y su ausencia sería una gran pérdida. El mundo sería un lugar menos rico sin estos animales, símbolo de persistencia y serenidad.

"Son un modelo de supervivencia, y sería terrible que llegaran a los 200 millones de años y en los últimos siglos la mayoría de ellas fueran aniquiladas. No es un buen legado para nosotros", afirma Whit Gibbons, profesor de ecología de la Universidad de Georgia y coautor de un estudio sobre el declive de las tortugas.