Para convertirse en la mayor potencia mundial, Estados Unidos tuvo que convertirse en una fuerza económica y militar. Este proceso fue largo y duró casi 300 años.

En primer lugar, los estadounidenses necesitaban "poner orden en su casa" resolviendo los conflictos políticos y económicos internos. Al hacerlo, unificaron la sociedad estadounidense y ampliaron su territorio.

Según un artículo de Superinteressante, durante este periodo diversos sectores de la sociedad se dedicaron a hacer del país un entorno favorable al capitalismo.

Básicamente, se trataba de fomentar la iniciativa privada, ayudando a los emprendedores que quisieran crear su propia empresa, por ejemplo. También se pretendía que el Gobierno se inmiscuyera poco en la economía, para que el mercado, a través de la ley de la oferta y la demanda, regulara los vaivenes económicos.

Cambio de costumbres

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Para convertirse en la mayor potencia mundial, la sociedad estadounidense tuvo que abandonar la costumbre del aislacionismo. Antes, solían no implicarse en conflictos armados internacionales.

A finales del siglo XIX, el trípode del crecimiento estaba en su sitio. El crecimiento económico exigía la búsqueda de nuevos mercados, lo que llevó a Estados Unidos a entrar en guerra con España en 1898, el primero de muchos conflictos internacionales del país.

"Guerra y crecimiento económico son casi inseparables en la aventura imperialista de Estados Unidos", afirma José Otávio Nogueira Guimarães, historiador de la Universidad de Brasilia, en entrevista con Superinteressante.

A continuación, puede comprobar cómo se repite la fórmula "sangre + dinero" para consolidar y mantener a Estados Unidos en la cima del mundo.

Dominio de Estados Unidos en los siglos XVIII y XIX

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La historia del dominio estadounidense comienza con la independencia del país el 4 de julio de 1776.

Los colonos europeos llegaron al este de lo que sería el territorio de Estados Unidos y pusieron en práctica la "ética del trabajo" del capitalismo.

Años más tarde, la Guerra de Secesión (1861-1865) destruyó los estados sureños, esclavistas y agrarios, pero los victoriosos estados del norte admitieron a los sureños en la unión de estados norteamericanos e invirtieron en la recuperación económica.

Ya en 1876 tuvo lugar la gran guerra del ejército estadounidense contra las naciones indígenas que se oponían a la colonización de sus tierras. La derrota de la población indígena espoleó la expansión demográfica hacia el oeste, con nuevos territorios abiertos a la agricultura.

En el año 1898, Estados Unidos apoyó la independencia de Cuba y entró en guerra con los españoles. Con una flota de buques de guerra, los estadounidenses ganaron y conquistaron antiguas colonias españolas como Puerto Rico y Filipinas.

A finales del siglo XIX, con la creación de una extensa red ferroviaria y el traslado de los indígenas a reservas, se produce un aumento de la superficie dedicada a la agricultura. Apoyada por la mecanización, crece la productividad de los cultivos.

Siglo XX

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A principios del siglo XX, una gran oleada de inmigración llevó a Estados Unidos a más de 35 millones de europeos. La mano de obra barata contribuyó a acelerar el vigor económico.

En 1917, Estados Unidos abandonó su neutralidad en la Primera Guerra y entró en el conflicto. En los campos de batalla de Europa, las divisiones estadounidenses desempeñaron un importante papel en la victoria, lo que consolidó el prestigio militar del país.

En la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses entraron en el conflicto en un momento decisivo. El apoyo del país fue necesario para la victoria de los Aliados. Además, la reconversión de la industria estadounidense a la guerra dio lugar a importantes avances tecnológicos y económicos.

A partir de 1946, las empresas estadounidenses se vieron impulsadas por la transferencia de tecnologías militares y la apertura del mercado europeo en la reconstrucción del continente.

Después de eso, la mayoría de los historiadores empezaron a afirmar que Estados Unidos es la única superpotencia mundial.

Fuente: Superinteressante