No hay mejor expresión para resumir la relación entre el magma y la lava. Al fin y al cabo, ambos son rocas fundidas que forman parte de los procesos de vulcanismo. Sin embargo, sus diferencias radican en la ubicación de esta sustancia tan caliente.

Volcanismo

Antes de entrar en la distinción, debemos entender cómo se forman los volcanes. En ese sentido, nos remontamos a la formación geológica de la Tierra: un núcleo, un manto de roca fundida y una corteza fría (donde nos encontramos, en la superficie).

Fuente: Isto É

En las profundidades nucleares encontraremos otra esfera, de 1.200 km de radio, de hierro y níquel en estado de fusión, lo que convierte al núcleo de la Tierra en la parte más caliente del planeta, ya que allí las temperaturas alcanzan los 6.000º C

Del mismo modo, no es buena idea adentrarse en el manto de roca fundida. Con un radio de 2.900 km, esta región tiene temperaturas de 2.000º C. Además, esta zona está sometida a presiones absurdas, lo que la hace menos densa que la corteza. Como consecuencia, las corrientes de convección transportan la roca fundida hacia arriba. Estas corrientes dividen la corteza en bloques geológicos.

Al fin y al cabo, la fuerza procedente del manto llega con todo a los encuentros de estas placas, que, en movimiento, pueden generar estos dos grandes acontecimientos.

Esto se debe a que cuando estos grandes bloques se encuentran, la placa más densa se hunde y vuelve al manto, mientras que la placa menos densa se dobla en la superficie tras el impacto, formando islas volcánicas. Así pues, los volcanes se forman en los límites de las placas tectónicas.

Diferencia entre magma y lava

En este sentido, este impulso desde abajo se lleva a cabo mediante el magma. Básicamente, éste consiste en una mezcla de roca fundida con otras semifundidas. De esta forma, cuando este material asciende, se acumula en cámaras magmáticas.

Sin embargo, estos "depósitos" no siempre alimentan las temidas erupciones volcánicas. Es posible que la sustancia se solidifique aquí, en la corteza, sin ser expulsada. En este caso, asistimos a la formación de rocas volcánicas, como el granito, tan popular en los sumideros.

Fuente: Dominio público / Reproducción

Si el magma sube tanto que se desborda, llamamos lava a este material. En general, la roca fundida que revienta la corteza tiene temperaturas que oscilan entre 700 °C y 1.200 °C.

Al entrar en la atmósfera, la lava pierde mucho calor, por lo que si espera demasiado tiempo a una distancia prudencial pronto verá la formación de rocas ígneas extrusivas.

Catástrofes

A pesar de los resistentes materiales que se conservan, el ascenso del magma a la superficie suele generar tragedias. Durante tres meses de 2021, el volcán Cumbre Vieja escupió ríos de lava en la ciudad de La Palma, en las Islas Canarias. Como consecuencia, unas 7.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares en busca de refugio.

Además, incluso después de que el volcán entrara en letargo, los residentes tuvieron que esperar a que se desbloquearan las carreteras para poder regresar. Al fin y al cabo, estaban bloqueadas por rocas, que eran lava, y antes eran magmas, como ya explicamos.

Cabe recordar que este acontecimiento geológico ya se ha producido en el archipiélago en otras ocasiones: 1585, 1646, 1677, 1712, 1949 y 1971. Sin embargo, la del año pasado fue la de mayor duración, con un total de 85 días de plena actividad.

Fuente: Ministerio español de Transportes / vía Reuters

Además, el 15 de enero le tocó al país polinesio de Tonga sufrir una violenta erupción. En aquel momento, la explosión de lava fue tan violenta que superó en cien veces el estallido de una bomba atómica, según la NASA.

Además, el penacho volcánico de este evento se elevó a una altitud de 26 km. A este nivel, este material es capaz de viajar a lo largo y ancho, razón por la cual, dos semanas después, la población de Sao Paulo comenzó a ver un cielo más rosado, algo bastante inusual.

Fuente: Canal Tech.