Harold Shipman, el médico que mató a sus propios pacientes por placer

 Harold Shipman, el médico que mató a sus propios pacientes por placer

Neil Miller

Todos sabemos que una de las principales funciones de un médico es apoyar a las personas cuya salud es vulnerable, pero Harold Shipman actuó de forma diferente. El profesional se aprovechó de su posición para asesinar cruelmente a sus pacientes. Los crímenes que cometió Shipman a lo largo de la historia lo convierten hoy en uno de los peores asesinos en serie de la historia.

Según un reciente informe publicado por el portal de noticias All That is Interesting, el médico actuó sin escrúpulos: primero diagnosticó a sus pacientes enfermedades que no tenían y luego les inyectó una dosis letal de diamorfina.

Shipman, el doctor

Harold Shipman nació en 1946 en Nottingham (Inglaterra). De joven fue un estudiante prometedor y atléticamente dotado para varios deportes, especialmente el rugby.

La vida de Shipman cambió cuando a su madre, Vera, le diagnosticaron cáncer de pulmón. Mientras Vera estaba en el hospital, Shipman observó atentamente cómo el médico aliviaba su sufrimiento con el uso recurrente de morfina; se cree que éste fue el momento que inspiró su sádico asesinato y su modus operandi.

Tras la muerte de su madre, Shipman se casó con Primrose May Oxtoby, que entonces estudiaba Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Leeds. Shipman se licenció en 1970, primero como residente y luego como médico generalista en un centro médico de West Yorkshire.

En 1976 le pillaron falsificando recetas de Demerol -un opiáceo utilizado normalmente para tratar dolores agudos- para su propio consumo. Entretanto, el profesional fue despedido del centro médico donde trabajaba y obligado a acudir a una clínica de rehabilitación de York.

Shipman volvió a su profesión en 1977. Entonces empezó a trabajar en el Donneybrook Medical Center de Hyde. Allí trabajó durante 15 años, hasta que abrió su consulta privada, que comenzó en 1993. Con años de experiencia, nadie sabía que el médico, mientras trataba a sus pacientes, cometía en secreto una serie de asesinatos.

Delitos

La primera paciente de Shipman fue Eva Lyons, de 70 años. Loys la visitó en 1973, la víspera de su cumpleaños. Como decíamos más arriba, el médico fue despedido tres años después del centro médico en el que trabajaba por falsificar recetas. Sin embargo, no se le suspendió la licencia, sino que sólo recibió una advertencia del General Medical Council, el organismo regulador de la profesión.

El paciente de más edad que murió a sus manos fue Anne Cooper, de 93 años, y el más joven Peter Lewis, de 41. Shipman, tras diagnosticar a los pacientes más vulnerables todo tipo de enfermedades, les administraba una dosis letal de diamorfina. El médico, según el informe publicado por el portal de noticias All That is Interesting, los veía morir en su consulta o los enviaba acasa, donde la vida se derrumbó en silencio.

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En total, se cree que el médico mató a 71 pacientes mientras trabajaba en la clínica Donneybrook. Más de 100 personas murieron después de que Shipman abriera su clínica privada. De los que perdieron la vida, 171 eran mujeres y 44 hombres.

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Sospechas

Las actividades de Shipman empezaron a cuestionarse en 1998, cuando las funerarias de Hyde consideraron desconcertante que la mayoría de los pacientes de Shipman fallecieran; en comparación, la tasa de mortalidad de los pacientes de un médico que trabajaba en una clínica vecina era casi diez veces menor.

Las sospechas llevaron a los responsables de la funeraria a exponer los hechos al forense local y, posteriormente, a la policía del Gran Manchester. Curiosamente, las investigaciones policiales que se llevaron a cabo en aquel momento no le colocaron bajo más sospechas.

Los crímenes fueron finalmente descubiertos después de que Shipman intentara falsificar el testamento de una de sus víctimas, Kathleen Grundy, ex alcaldesa de su pueblo, Hyde. El médico, en aquel momento, escribió una carta a los abogados de Grundy en la que decía que su paciente le había dejado todos sus bienes a su cargo. A la hija de Grundy, Angela Woodruff, le pareció extraña la actitud del médico y, por ello, acabó acudiendo alpolicía.

Cuando los especialistas realizaron la autopsia del cadáver de Grundy, descubrieron la presencia de diamorfina en su tejido muscular. Shipman fue detenido poco después. En los meses siguientes, se evaluaron los cadáveres de otras 11 víctimas, en cuya autopsia también se observó la presencia de la sustancia. Mientras tanto, las autoridades decidieron iniciar una nueva investigación.

Fin

La policía no sólo comenzó a investigar los informes del forense, sino que también empezó a comprobar los informes médicos de Shipman. Finalmente, las autoridades descubrieron 14 nuevos casos y en todos ellos se encontró la diamorfina. El médico, por supuesto, negó ser el responsable de estos crímenes y se negó a cooperar con la policía. Se calcula que murieron unas 450 personas. En 2000, Shipman fue condenado a prisiónperpetua.

La víspera de su 58 cumpleaños, el 13 de enero de 2004, Shipman fue hallado muerto en su celda.

Neil Miller

Neil Miller es un escritor e investigador apasionado que ha dedicado su vida a descubrir las curiosidades más fascinantes y oscuras de todo el mundo. Nacido y criado en la ciudad de Nueva York, la curiosidad insaciable y el amor por el aprendizaje de Neil lo llevaron a seguir una carrera en la escritura y la investigación, y desde entonces se ha convertido en un experto en todas las cosas extrañas y maravillosas. Con un buen ojo para los detalles y una profunda reverencia por la historia, la escritura de Neil es a la vez atractiva e informativa, dando vida a las historias más exóticas e inusuales de todo el mundo. Ya sea profundizando en los misterios del mundo natural, explorando las profundidades de la cultura humana o descubriendo los secretos olvidados de las civilizaciones antiguas, la escritura de Neil seguramente lo dejará hechizado y con hambre de más. Con El sitio de curiosidades más completo, Neil ha creado un tesoro de información único en su tipo, que ofrece a los lectores una ventana al extraño y maravilloso mundo en el que vivimos.